domingo, 15 de febrero de 2009

Febrero 16: Desapego (M. Beattie)



El concepto del “dejar ir” puede ser confuso para muchos de
nosotros. ¿Cuándo estamos haciendo demasiado o esforzándonos
demasiado por controlar a la gente y los sucesos? ¿Cuándo estamos
haciendo demasiado poco? ¿Cuándo estamos haciendo lo apropiado para
cuidar de nosotros mismos? ¿Cuál es nuestra responsabilidad y cuál no
es?.

Estas cuestiones nos pueden desafiar, ya sea que hayamos estado en
recuperación durante diez días o diez años. A veces dejamos ir
tanto, que descuidamos la responsabilidad para con nosotros mismos y
con los demás. Otras, quizá crucemos la línea que existe entre
cuidar de nosotros mismos y controlar a los demás y a los sucesos.
No hay un libro de reglas respecto a esto. Pero no tenemos por qué
volvernos locos, no tenemos por qué tener tanto miedo. No tenemos
que recuperarnos perfectamente. Si parece que necesitamos emprender
determinada acción, podemos hacerlo. Si ninguna acción parece
oportuna o inspirada, no la llevamos a cabo.

Tener y fijar límites sanos –fronteras sanas- no es un proceso
ordenado. Podemos darnos permiso a nosotros mismos de experimentar,
de cometer errores, de aprender, de crecer.
Podemos hablar con la gente, hacer preguntas y cuestionarnos a
nosotros mismos. Si hay algo que necesitamos hacer o aprender, esto
se volverá aparente. Las lecciones no se van. Si no estamos cuidando
de nosotros mismos lo suficiente, lo veremos. Si estamos siendo
demasiado controladores, también llegaremos a entenderlo. Las cosas
se solucionarán. El camino se despejará.
Hoy emprenderé las acciones que me parezcan apropiadas. El resto lo
dejaré ir. Lucharé por conseguir el equilibrio entre la
responsabilidad conmigo mismo, la responsabilidad para con los demás
y el dejar ir.
sentimientos, pensamientos, tendencias e historias- merece la
aceptación y nos trae sentimientos de curación.
Aceptar nuestras circunstancias es otra cura milagrosa. Para que
cambie algo o alguien, primero debemos aceptarnos a nosotros mismos,
a los demás y a las circunstancias exactamente como son. Luego,
necesitamos ir un paso más allá. Necesitamos sentir gratitud por
nosotros mismos y por nuestras circunstancias. Añadimos un toque de
fe diciendo: “ Sé que así es exactamente como deben ser las cosas
por el momento”.

No importa cuánto nos compliquemos, lo básico nunca pierde su poder
para devolvernos al sano juicio.
Hoy, Dios mío, ayúdame a practicar el concepto de la aceptación en mi vida. Ayúdame a aceptarme a mí mismo, a los otros y a mis circunstancias. Llévame un paso más allá y ayúdame a sentir gratitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario