miércoles, 18 de febrero de 2009

Deja ir la ira (M. B., del libro "El lenguaje del adiós)



En la recuperación, a menudo discutimos objetívame acerca de la
ira. Sí, razonamos, ésta es una emoción que todos tendemos a
experimentar. Sí, la meta en la recuperación es liberarse del
resentimiento y de la ira. Sí, está bien sentir enojo, estamos de
acuerdo. Bueno, quién sabe....

La ira es una emoción poderosa y a veces atemorizante. También es
beneficiosa si no le permitimos que se endurezca hasta convertirse
en resentimiento o utilizarla como un mazo demoledor para
castigar a la gente o para abusar de ella.

La ira es una señal de advertencia. Señala los problemas. A veces,
señala problemas que necesitamos resolver. A veces, señala límites
que necesitamos fijar. A veces, es el estallido final de energía
antes de que nos entre la aceptación o el dejar ir.

Y, en ocasiones, la ira simplemente es. No necesita justificarse.
Por lo general no se puede confiar en un pulcro envoltorio. Y no es
necesario que ésta nos asfixie a nosotros o a nuestra energía.
No tenemos que sentirnos culpables cada vez que experimentemos ira.
No tenemos que sentirnos culpables.

Inhala profundamente. Podemos, sin vergüenza, sentir todos nuestros
sentimientos, incluyendo la ira, y seguir asumiendo la
responsabilidad de nuestra conducta.

Hoy sentiré y liberaré cualquier sentimiento de ira que tenga. Puedo hacerlo de manera adecuada y segura.

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