domingo, 22 de marzo de 2009

Internamente vivimos presionadas porque queremos tener todo bajo control


Todos los pensamientos que vienen a tu mente por segundo, presionan ; hasta que llega un momento en el que querés que tu mente haga silencio.
El problema se presenta cuando nos volvemos esclavas de nuestra mente.

¿Qué es a lo que más le temés?

¿Qué es lo que más controlás?


Ahora fijate si lo que más controlás, no está asociado a lo que más le temés.
Si tenés miedo que tus hijos estén con malas compañías, vas a vivir controlando a tus hijos.
Si tu mayor miedo es enfermarte, vas a controlar tu salud más de lo que deberías.

Aquello que más temés, más controlás y, eso que más controlás es lo que mayor presión trae a tu vida.

Muchas veces cuando oramos, la oración es un método de control que queremos ejercer sobre otras personas . Entonces creo que estoy orando a Dios y en realidad estoy manteniendo atada a una persona.
Lo que menos lográs con el control es superar los miedos.

La mujer controladora, en vez de vivir su vida horizontalmente , donde te pasa una cosa detrás de otra; vive su vida verticalmente y todos los problemas se caen encima suyo.

Tu cuerpo es el que termina padeciendo la presión mental. Las contracturas son el primer síntoma de que estás presionada.

Cómo enfrentar las presiones

Debo soltar el freno de mano:
Tal vez pasaste tu vida escuchando mensajes de prudencia, los que hicieron que pusieras el freno de mano y no puedas avanzar en la vida. Entonces debatís entre ser una mujer prudente y una mujer atrevida. Cuando evitás ser atrevida y vivís siempre en base a los mensajes de prudencia , optás por vivir en una agradable resignación.

Dios no te hizo para vivir resignada, te creó para que te atrevas a ser valiente y atrevida.
Dios te ha dado todo lo que necesitás para salir adelante y conquistar tus sueños; así que querida mujer sacale a tu vida el freno de mano que te pusiste o te pusieron y empezá a correr la carrera de tu vida.

Atrevete a ser atrevida y dejá de desconfiar de vos. Tenés que confiar en lo que Dios ha puesto en tu vida.
Romanos 8 dice que ya no hay ninguna condenación para las que estamos unidas a Cristo Jesús.
No hay ninguna condenación sobre tu vida; nadie te puede condenar, ni siquiera vos tenés que condenarte; por eso cuando quieras ser atrevida, jugate…

No me tengo que atar al pasado.
Hay mujeres que viven presionadas porque están atadas al pasado y temen a lo nuevo.
Cuando tenemos miedo a la muerte, no le tenemos miedo a lo que va a venir que no conocemos, le tenemos miedo a soltar y perder lo que conocemos.

Hay mujeres que viven atándose al pasado porque no quieren vivir sorpresas desagradables.

Hay mujeres que han tenido una gran historia amorosa y, aunque haya terminado, siguen viviendo una relación virtual con esos hombres; los siguen teniendo presentes porque creen que no pueden acceder a algo mejor.
Estas mujeres creen que nunca van a vivir algo mejor de lo que vivieron.
(A. Stamateas)

No hay comentarios:

Publicar un comentario